Poder sin contrapesos

La administración de justicia en México no está a la altura de las necesidades de hoy. Más allá de la obviedad la afirmación, lo relevante es que quien lo afirma es el mismo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

 

Y para mayor precisión, en la presentación del paquete para la reforma al Poder Judicial (12 de febrero de 2020) el ministro Arturo Salivar nombra los males del poder judicial: corrupción, nepotismo, parcialidad, intercambio de favores, justicia en venta, endogamia, amiguismo…

 

Y para cambiar el estado de cosas en la administración de justicia en México, la SCJN presenta una serie de enmiendas (que requieren modificaciones constitucionales en algunos casos) que no son cambios de fondo, pues para atemperar sus vicios  se necesitan la construcción de contrapesos que trasciendan la cotidianidad y los equilibrios internos que se crean en los pasillos de poder (del Poder Judicial en este caso).

 

El poder tiende es expansivo porque puede, pues si no no sería poder. Es por ello que hace media centuria, por la incapacidad del poder venido de dios para dar respuestas a las necesidades de su sociedades, que los caballeros le impusieron a su rey (Juan Sin Tierra) reglas mínimas para la convivencia y por esa vía se impusieron como contrapeso al poder real.

 

La Carta Magna se convirtió en el modelo básico a seguir. Y la idea revolucionaria contenida en ella es el de los contrapesos: el monarca no haría lo que le viniera en gana; ahora había reglas (más o menos) escritas que seguir. Y para la ello, además se gestaron los contrapesos que a la vuelta de los años especializó la administración de la cosa pública en clásica triada de Poder Público (ejecutivo, legislativo, jurisdiccional).

 

El desarrollo de México como nación independiente también estuvo (y aún está) inmersa en la búsqueda de los contrapesos entre el Poder. Y también, del nacimiento de la idea de ciudadano como actor en la vida pública. Morelos en la constitución de Apatzingan declara que la soberanía reside en el pueblo, mientras que los federalistas 50 años después, deciden que la soberanía está en nación.

 

Entonces a los equilibrios del poder desde el poder mismo se les suma el del ciudadano como nuevo contrapeso del poder público. Que se dio con invención del juicio de amparo.

 

Es en este momento en que el Poder Judicial en México adquiere una nueva responsabilidad (que no ha terminado de afinar): la de ser contrapeso de los excesos del Poder publico (el ejecutivo sobre todo pero también del legislativo y de él mismo).

 

Luego del agotamiento y desaparición del régimen de partido único, el Poder Judicial en México ha abordado tareas de Tribunal Constitucional, ha desarrollado capacidad para declarar constitucionalidad de normas y con los cambios legales al juicio de amparo y las reformas a constitucionales a derechos humanos de  2011 ha fortalecido su capacidad para convertirse en el contrapeso de los poderes en favor de los ciudadanos.

 

En el eje del cambio institucional en la vida pública en nuestro país ha estado, desde muchos decenios la idea de contrapeso de control. Y ahora resulta, que el campeón de los equilibrios no vislumbra ningún contrapeso en su proceso de reforma.

 

El cambio en el Poder Judicial requerirá de la incorporación de exogenas fuentes para recuperar sus equilibrios perdidos. El contrapeso o ex externo o no lo es. De otra manera, el cambio en el Poder Judicial no será.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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